La Covid 19 abre un espacio de reflexión para empresas y personas sobre producción y consumo sostenibles
Por: Nidia Burgos Quirós / 0 comentarios / 12 junio 2021
Foto: Anel Sancho Kenjekeeva-Archivo ODI
El Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS)12 busca garantizar modalidades de producción y consumo sostenible al 2030, por parte de las naciones del mundo, incluida Costa Rica, pero para lograrlo se requiere de un proceso amplio de reflexión sobre nuevas maneras de producir y de consumir, espacio que la enfermedad Covid 19 podría estar ofreciendo para que se replanteen ambas acciones.
Este es uno de los aspectos que se analizaron en el foro internacional ‘Conversaciones de futuro: ODS-COVID’, realizado durante la Semana ambiental, que promovió la Unidad de Gestión Ambiental (UGA), de la Vicerrectoría de Administración (VRA).
El tema de producir y consumir de forma sostenible incluye una serie de metas relacionadas con compras sostenibles, la relación del ser humano y la naturaleza, la disposición de los desechos, el desperdicio de alimentos y la búsqueda de nuevas formas de ofrecer productos, entre otros temas, los cuales fueron tratados por varios especialistas nacionales e internacionales el martes 8 de junio pasado.
Este evento fue realizado de forma virtual y patrocinado específicamente ese día por la Universidad Austral de Argentina y organizada en conjunto por la Universidad de Miami, el Tecnológico de Monterrey, la Universidad de los Andes de Colombia, la Universidad San Francisco de Quito, la Universidad de las Américas Puebla (UDLAP y la Universidad de Costa Rica (UCR), y coordinada por Colab UC de la Pontificia Universidad Católica de Chile y el Consorcio Hemisférico Universitario.
Al respecto, María José de la Fuente, de la iniciativa COLAB innovación social UC, expresó que se busca incidir tanto en las personas, como en las organizaciones “para acelerar su viaje en el sistema de la innovación social, todo esto a través de la Agenda 2030, y en conjunto encontrar un método colaborativo para llegar a esas metas que nos propone”, dijo.
Alfonso Santiago, director de la Escuela de Políticas de Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Austral de Argentina recordó que fueron los países latinoamericanos los que propusieron que el nuevo orden esté basado en los derechos humanos, idea que fue asumida por las Naciones Unidas, lo cual relacionó con objetivos de desarrollo que se plantean cumplir al año 2030.
“Del mismo modo que los derechos humanos, en 1948, eran muy precarios y poco a poco se fue transformando a esa realidad social, a esa realidad jurídica, del mismo modo espero y deseo, que estos 17 objetivos de desarrollo sostenible, junto con las 169 metas vayan transformando las políticas públicas”, destacó Santiago.
Compras sostenibles
Desde 1992, en la Cumbre de Río, se llamó la atención sobre el deterioro del ambiente mundial, tema que siguió analizándose en diversos foros y que se retoma en el 2015, con el establecimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y específicamente el Objetivo 12, referido a la producción y al consumo, principalmente por patrones insostenibles que se enfrentan, principalmente en los países industrializados, destacó Belén Aliciardil, docente de compras públicas de la Universidad Austral de Argentina.
En relación a la influencia de la Covid 19 en el consumo y la producción mencionó que según diversos estudios no se ha podido determinar un efecto importante en los patrones que ya venían desde antes de la pandemia, lo que sí destaca es que de nuevo se ve un mal manejo de estos patrones insostenibles de consumo y producción.
Pero algúnos efectos que sí pueden verse son el aumento de los residuos urbanos, especialmente los patógenos y que debido a la cuarentena se han visto modificados los medios de transporte, de comercio y esto ha ocasionado también que algunos sectores se conozcan como los ganadores y otros como los perdedores. Esto ha obligado a muchas empresas a reconvertirse y por ello han cambiado su forma de producir.
El ODS 12 guarda una relación importante con la economía circular, que busca no desperdiciar los productos que se fabrican sino reutilizarlos o reciclarlos para evitar un exceso de producción y de consumo que parten de los recursos naturales y que termina en desechos que le hacen daño al ambiente.
Otro efecto de la Covid 19 en el ODS 12 se refiere al incremento de las compras públicas que ha hecho el sector salud, el cual si fuese un país sería el quinto emisor de gases de fecto invernadero, dado principalmente a que es el principal consumidor de sustancias tóxicas.
Aliciadil comentó que diferentes organismos multilaterales de crédito como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) han reforzado el tema y han considerado que las compras públicas sostenibles son una herramienta estratégica para cumplir con diferentes metas del ODS 12, esto por cuanto incorpora la variable ambiental al momento de realizar la evaluación de qué es lo que quiere comprar el sector público.
“El Covid nos ha dado tiempo de reflexión para cambiar estos patrones y eso depende de cada uno de nosotros”, concluyó Aliciardil.
Desperdicio de alimentos
La meta 3 del ODS 12 plantea reducir a la mitad el desperdicio per cápita de alimentos al 2030 y al respecto, Laura Brenes Peralta, coordinadora de la Red Costarricense para la Disminución y Desperdicio de Alimentos comentó que esto también implica disminuir la pérdida de estos productos, por lo que se requiere de una visión sistémica.
“Y eso implica tener que abordar los diferentes pasos de la cadena de suministro y en esas primeras etapas es cuando estaríamos hablando de pérdida de alimentos y cómo tratar de disminuir lo que pasa en el descarte de alimentos en las fincas de producción agropecuaria, en la pesca, en la distribución, en la transformación industrial de los alimentos, sin dejar de lado otro gran reto, que es mantener su condición nutricional y saludable para quienes lo consumen”, manifestó Brenes.
Por otra parte está el desperdicio de alimentos que tiene que ver sobre todo con el comportamiento de las personas consumidoras. En ese sentido, en algunos países se ha empezado a encontrar rasgos de consumo similares a los de los países industrializados, lo que hace que algunos patrones tengan un fuerte componente de desperdicio de alimentos.
Aparte de los retos estructurales, de inversión y del sector agrícola, están los socioeconómicos, en donde los países marcan serias tendencias, en términos de patrón de consumo y que “nos desconectan del origen y del valor que muchas veces los alimentos tienen y que no nos lleva a pensar dos veces en esta visión ¿de dónde viene mi comida?, manifestó Brenes.
Lo anterior afecta tres dimensiones de la sostenibilidad, como la disponibilidad de alimentos, la economía de quienes compran y botan eso que adquieren y también la perspectiva ambiental, por todos los recursos requeridos a lo largo del ciclo de vida de estos alimentos y cómo terminan descartándose y por los costos ambientales asociados al descarte de esos alimentos y su tratamiento.
Disposición de residuos
Las metas 4 y 5 del ODS 12 buscan el desecho adecuado de los residuos, así como su reducción y en ese sentido, Karla Chaves Brenes, directora regional del Programa e-coins, con base en Costa Rica y con participación en otros cuatro países de América Latina, expresó su preocupación porque por un lado se trata de sacar de la pobreza a las personas, pero que no se da un acompañamiento para el manejo de sus nuevos hábitos de consumo, que pueden generar residuos dañinos para el ambiente.
“¿Qué pasa no solo con el producto, qué pasa con el envase? Y cómo podemos hacer para que ese consumo no sea a la vez más problema, sino parte de la solución”, cuestiona Chaves, quien dice que para estos efectos se requiere el componente de la educación.
Otro aspecto que consideró negativo en el tema del manejo de los residuos es que ahora algunas empresas prefieren usar materia virgen reciclado, porque le resulta más barato, lo que origina que se deje de reciclar, lo que le quita trabajo a quienes se dedican a esta labor y genera un exceso de material en el ambiente.
Por ellos, considera que se debe acelerar la política pública para equiparar los precios del material reciclado y el virgen, de manera que se generen más incentivos a la recuperación de artículos ya usados anteriormente. “Así como cambiamos con el Covid el teletrabajo y antes no se podía y de repente sí se puede, exactamente con el mismo sentido de urgencia las empresas tienen que transformar sus esquemas de producción, para que el consumidor reciba realmente esas posibilidades y no sea una conversación del futuro, sino que sea una acción del presente”, comentó Chaves.
Desde el diseño
En Ecuador, la Universidad de San Francisco ha optado por volver al origen, buscando un enfoque diferente al tradicional que se le ha dado al diseño, para lo cual han establecido alianzas con el sector privado para producir artículos ambientalmente sustentables, según lo comentó Rodrigo Andrés Muñoz Valencia, coordinador de Diseño comunicacional, de ese centro de estudios superiores.
“Desafortunadamente, creo que también la industria del diseño y la industria creativa ha sido uno responsables de todo este consumo excesivo y creación de objetos y productos y servicios que no son muy útiles y necesarios para el planeta”, manifestó Muñoz.
En ese sentido, considera que la carrera de Diseño cambió su enfoque, a un rol de cómo puede involucrarse en la creación de productos y servicios o experiencias, que tengan impacto social, ambiental y económico.
“Quiere decir que hagamos dinero, pero que no tratemos mal a las personas y tampoco al medio ambiente”, destacó Muñoz.
Al respecto, dijo que cuentan con un laboratorio de prototipado donde hacen investigación y trabajan con textiles sustentables ancestrales y efectúan alianzas con el sector privado para solucionar retos de las empresas.
Pero también, considera de igual forma muy importante el trabajo diario con las comunidades para que estos productos que se están creando, a partir de la economía circular, tengan un valor para las personas.
Ana Muro, moderadora del Conversatorio ODS-COVID, relativo al ODS 12, concluyó que los problemas son multifactoriales y multisectoriales, por lo que la colaboración es el camino para generar las acciones sostenibles requeridas en el los temas de producción y consumo, lo cual considera debe hacerse claramente de la mano de la educación universitaria, pero también ciudadana.
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